El programa de clases para niños busca el desarrollo de cualidades espirituales y morales, así como de hábitos y patrones de comportamiento los cuales estructuren las bases morales sólidas, durante los años más tempranos de sus vidas. Entre las actividades de las clases se encuentran la memorización, canciones, historias, juegos y arte que refuerzan la virtud enseñada del día.
“Los niños son el tesoro más valioso que una comunidad puede poseer, ya que en ellos se encuentran la promesa y la garantía del futuro. Llevan las semillas del carácter de la sociedad futura, que está en gran parte moldeada por lo que los adultos que constituyen la comunidad hacen o dejan de hacer con respecto a los niños. Son una confianza que ninguna comunidad puede descuidar con impunidad. Un amor que abraza a los niños, la manera de tratarlos, la calidad de la atención que se les muestra, el espíritu de la conducta adulta hacia ellos, todos estos se encuentran entre los aspectos vitales de la actitud requerida. El amor exige disciplina, el coraje para acostumbrar a los niños a las dificultades, no para satisfacer sus caprichos o dejarlos totalmente a su suerte. Debe mantenerse una atmósfera en la que los niños sientan que pertenecen a la comunidad y compartan su propósito”.
